El presidente de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), Jerry Pillay, se embarcó a muy temprana edad en su carrera de servicio dentro de la Iglesia. Siendo un niño de 10 años, sintió el llamado de Dios para tomar las órdenes del ministerio. Hoy en día encabeza la plana mayor de una red eclesiástica global que representa a 80 millones de cristianos en 108 países
“Mi convicción bíblica y mi formación teológica me llevaron a la necesidad de involucrarme en problemas globales. En particular, mi experiencia en Sudáfrica, con el apartheid, me alertó a la necesidad de conectarme con otras iglesias y credos a fin de enfrentar los males y la opresión de un sistema político que deshumanizaba a la mayoría de las personas de color de nuestro país”, dice Pillay.
Esta semana, el pastor sudafricano se encuentra en Dodowa, Ghana, presidiendo la reunión anual del comité ejecutivo de la CMIR, del 7 al 15 de mayo. El grupo, formado por 30 miembros de más de 20 países, se ha reunido a examinar los planes para el futuro de la organización, a la luz de las restricciones financieras que la han forzado a reubicar sus oficinas internacionales, de Ginebra, Suiza, a Hannover, Alemania. El objetivo es recortar gastos de personal y reducir pérdidas en el cambio de moneda, en un esfuerzo por asegurar estabilidad en años venideros.
Pillay es un firme creyente en el valor que la CMIR tiene para las iglesias y la sociedad secular de África. En referencia al prestigio que se ha ganado la organización por combinar la reflexión bíblica con la acción en problemas tales como los que atañen a los derechos de género y al impacto del sistema financiero global en las personas y en el medio ambiente, señala: “La CMIR nos proporciona una plataforma mundial para que podamos llevar los problemas de África a la agenda internacional, lo cual genera un impacto muy significativo a nivel local.
El activista de la misión cristiana resalta este punto refiriéndose al papel histórico que desempeñó la CMIR al desafiar al apartheid en su país natal, así como al trabajar conjuntamente con gobiernos, iglesias y organizaciones no gubernamentales que se enfrentan a la pandemia del VIH y el sida y a las causas de la pobreza.
Está muy bien que la CMIR deba reunirse en África, observa Pillay. “El sur global parece ser la nueva base del crecimiento cristiano, así que esta reunión permitirá a las iglesias del hemisferio austral compartir su experiencia sobre lo que funciona aquí, a fin de ayudar a las iglesias del norte global, donde la cristiandad se encuentra en declive”.
Desde la época en que era estudiante de la universidad de Durban-Westville, en preparación para su ministerio, Pillay se ha involucrado en organizaciones ecuménicas. Ha formado y dirigido grupos ecuménicos donde quiera que ha tenido congregaciones, y ha representado a su denominación en cuerpos ecuménicos tanto dentro como fuera de Sudáfrica. Luego de su ordenación en la entonces Iglesia Presbiteriana de Sudáfrica (IPS), se trasladó para concluir un doctorado en misiología y estudios del Nuevo Testamento en la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Actualmente, Pillay funge como secretario general de la Iglesia Unida Presbiteriana de Sudáfrica (IUPS). Se desempeñó como fideicomisario para el Consejo de Misión Mundial hasta junio de 2012 y actualmente es ejecutivo del Consejo Sudafricano de Iglesias y del Foro Nacional de Líderes Religiosos de Sudáfrica. Sus compromisos ecuménicos incluyen también la mediación en los procesos de los diálogos de unidad dentro de la familia reformada holandesa, en Sudáfrica.
Reflexionando sobre sus aportaciones en tanto líder africano de un movimiento eclesiástico global, Pillay comenta que su experiencia en una variedad de contextos, tanto en África como en otras partes del mundo, le permite “pensar globalmente y proporcionarle a la CMIR una perspectiva y una dirección equilibradas”.