Como comunión la CMIR está basada en el entendimiento de koinonia. Jesucristo ha revelado que koinonia es la realidad de la participación de sus hermanos y hermanas en su cuerpo
Esta realidad se observa claramente en nuestras vida cuando compartimos pan y vino en la mesa de Cristo, cuando, de hecho, compartimos el cuerpo y la sangre de Cristo y cuando a través de esta koinonia “todo tipo de injusticia, racismo, separación, y falta de libertad son radicalmente enfrentadas”.
Por lo tanto, la CMIR afirma que no puede haber comunión sin justicia y no puede haber justicia sin comunión. Cualquier separación entre el llamado a la comunión y el compromiso con la justicia ignoraría el principio básico de koinonia.
Conscientemente nos llamamos una “comunión” de iglesias. Nuestra enriquecida comunión con Cristo llama a un compromiso profundo. Nos recuerda que nuestra identidad fluye de un don de unidad que es nuestro mediante la gracia de Dios. El Dios trino recibe y transforma nuestras vidas mediante los dones del perdón, la reconciliación y la santificación.
Llamados a la comunión y comprometidos con la justicia, la CMIR fomenta unidad en las iglesias y coordina iniciativas comunes para misión, reflexión teológica y formación, renovación, justicia y diálogo.
La CMIR une iglesias en testimonio del Señor Jesucristo de muchas formas relevantes al mundo de hoy en día: