“Creemos que Dios nos llama a escuchar el llanto del pobre y el gemido de la creación y a seguir la misión pública de Jesucristo, quien vino para que todos tengamos vida y la tengamos en abundancia (Juan 10:10). Jesus trae justicia al oprimido y da pan al hambriento, libera al prisionero y devuelve la vista al ciego (Lucas 4:18); él apoya y protege a las masas oprimidas, los forasteros, los huérfanos y los viudos.” -Confesión de Accra
En la mesa de comunión, alrededor del mundo, los cristianos conmemoran el sacrificio voluntario de Dios, el ofrecimiento de su cuerpo, roto por ustedes (“Broken for You”). Recibimos maravillados el don de su cuerpo y de su vida, movidos por su entrega, coraje y dignidad. Él se entregó libremente para que nosotros fuéramos libres.
Sin embargo hay muchos que aún no son libres, que no dan su cuerpo libremente. Muchos de estos oprimidos, pobres y explotados son arrastrados a un sistema que trafica con individuos como si se tratase de productos.
El tráfico humano es un intercambio intencional, el cuerpo de mujeres, hombres y niños es usado como mercancía para satisfacer la demanda de mano de obra y sexo que otras personas no están dispuestas a satisfacer. Forma parte de un sistema económico de gran alcance que explota a las personas y les asigna valores inadecuados basándose en su género, raza, estatus y sexualidad. Las causas yacen en los sistemas económicos que generan y perpetúan pobreza y no reconocen los valores intrínsecos de los seres humanos.
El tráfico humano existe en todos lados. Donde quiera que estemos en el mundo, nos encontramos de alguna forma en una ruta de tráfico, ya sea en la de los proveedores o en la de los demandantes. Estas rutas atraviesan el planeta, internacional y regionalmente, como también dentro de los países.
Hace una década, la Confesión de Accra expuso a estas fuerzas explotadoras que manejan la economía mundial y nos llamó a nosotros como Comunión a resistir y transformar estas amenazas que afectan la vida. El proyecto de Tráfico Humano de la CMIR provee una oportunidad para poner en práctica el llamamiento que hace la Confesión de Accra.
Una campaña anti tráfico-humano (“Broken for You”) está lista para usarse en esta próxima Cuaresma. La campaña alerta a todos sobre la entrega, coraje y dignidad de mujeres, hombres y niños, en todos lados, cuyos cuerpos se rompen diariamente por labores físicas o explotación sexual, todo por el bien de sus familias.
El precio de sus cuerpos y su trabajo es bajo, a veces para proveer mercancías baratas para el intercambio. Sus condiciones de vida les ofrecen pocas opciones, pero tratados como objetos de comercio, su humanidad fundamental se les es negada. El sufrimiento (parecido al de Cristo) y el coraje de estos hombres, mujeres y niños; nos llama, al menos, a la solidaridad, la liberación y la sanación, porque muchos de ellos se rompen por nosotros.
La campaña “Broken for You” no sólo aumentará la conciencia sobre los males del tráfico humano sino que también busca engendrar una espiritualidad que honre las vidas y la dignidad de todas las personas.
Más información puede ser solicitada a Dora Arce-Valentin, la secretaria ejecutiva para justicia: dav@wcrc.eu