El secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), Setri Nyomi, cree en el derecho que tienen todas las personas a ser tratadas con respeto y con justicia. Esta convicción lo llevó desde su comunidad de origen en Anloga, Ghana, hasta Ginebra, Suiza, donde se desempeña como el primer líder africano de la organización.
Conducir una organización internacional que tiene 229 iglesias miembros distribuidas en 108 países es una tarea que exige gran esfuerzo. En el ejercicio de esta tarea, Nyomi combina su experiencia ecuménica, una sólida formación teológica y la firme convicción de que los cristianos/as deben oponerse a la injusticia sistémica presente en la sociedad y en el sistema financiero.
Nyomi cuenta que siendo joven decidió estudiar teología porque sentía con fuerza el llamado de Dios al ministerio ordenado para llegar a ser «un instrumento para servir a los demás».
Sin embargo, su historia pudo haber tenido un desenlace diferente. Cuando cumplió 18 años, Nyomi obtuvo una beca para estudiar en Misisipi, en el sur de los Estados Unidos –en aquel tiempo, una región marcada por una fuerte intolerancia racial. Al comprobar que el racismo incluso afectaba las relaciones dentro de la iglesia, se vio enfrentado a la disyuntiva de abandonar, o continuar, sus planes de trabajar al servicio de la iglesia. Finalmente, esa experiencia forjó en él una pasión por la causa de la justicia que llevó al joven Nyomi a desarrollar una carrera en el ministerio y en el ecumenismo mundial enfocada hacia la transformación de la iglesia y de la sociedad.
Después de haber sido ordenado en la Iglesia Presbiteriana Evangélica de Ghana, Nyomi cursó un doctorado en teología pastoral en el seminario teológico Princeton (Princeton Theological Seminary), en los Estados Unidos. Posteriormente desempeñó diversas funciones en la iglesia, incluido un período como ejecutivo principal en la Conferencia de Iglesias de Toda África (All Africa Council of Churches), en Nairobi, Kenia. Sus responsabilidades incluían, además del área teológica, las áreas de educación cristiana y familia.
En abril del año 2000, Nyomi fue elegido Secretario General de la Alianza Reformada Mundial (ARM), convirtiéndose en la primera persona no europea en ocupar el cargo. En 2010, cuando la ARM se unió con el Consejo Ecuménico Reformado para conformar la CMIR, Nyomi fue designado para dirigir la nueva organización.
Este pastor y teólogo ghanés está llegando al final de un mandato combinado de catorce años como secretario general de la ARM y de la CMIR. Nyomi cesará en sus funciones en septiembre de 2014, cuando sea elegida la persona que lo sucederá en el cargo. Para celebrar el último año de su mandato, el comité ejecutivo de la organización decidió reunirse en Dodowa, Ghana, desde el 7 hasta el 15 de mayo, a modo de reconocimiento de las raíces locales de este líder de la iglesia global.
Reflexionando sobre su trabajo en la ARM y luego en la CMIR, Nyomi reconoce que haber sido el primer secretario general de origen africano en conducir el movimiento de la iglesia Reformada mundial representó desafíos y también oportunidades.
Este ghanés defensor de la justicia ha dicho que, por un lado, al provenir de un país que debe confrontarse con las inequidades de las estructuras globales, su nombramiento le dio la oportunidad de «conducir con una perspectiva desde la periferia» a la vez que actuaba en el escenario mundial.
«Me dio la oportunidad de generar un mayor sentido de pertenencia de parte de las iglesias del sur global que anteriormente pudieron haber sentido que el movimiento de la Iglesia Reformada le “pertenecía” al norte global y que ellos eran meros invitados», explica Nyomi. «Conmigo sintieron que el Secretario General es alguien con quien pueden identificarse y es, a la vez, alguien que se siente identificado con sus problemas».
Por otra parte, Nyomi enfrentó diversas dificultades en su calidad de líder africano de un organismo mundial. Entre ellas, dificultades financieras. «Llegué en un momento en que era muy difícil conseguir recursos financieros para las organizaciones ecuménicas y las oficinas centrales de la iglesia y, como era africano, no tenía contactos con las fuentes habituales de financiamiento», aclara Nyomi.
La merma de fondos para el ecumenismo global ha sido una constante durante esta última década, y esto le ha acarreado serios problemas a la CMIR. Durante una reunión en Berastagi, Indonesia, en mayo de 2012, el comité ejecutivo de la CMIR elaboró los planes, que fueron aprobados más tarde durante el año, para el traslado de la oficina central de la organización, del Centro Ecuménico, en Ginebra, a Hannover, en Alemania. El traslado fue motivado por la necesidad de reducir costos de personal y evitar el alto costo derivado de convertir las donaciones de las iglesias miembros a francos suizos.
Durante el ejercicio de Nyomi se elaboró y adoptó una declaración que afirma que el mandato a los cristianos a trabajar en pro de la justicia económica y social en sus comunidades y en los foros globales de toma de decisiones surge de la teología cristiana y de los textos bíblicos. La declaración fue aprobada durante la asamblea mundial de la organización (Asamblea General) realizada en Accra, Ghana, en 2004. Se la conoce como la «Confesión de Accra» y ha recibido tanto elogios como críticas de parte de las iglesias miembros. De todos modos, conserva su vigencia como documento fundamental que da base y sustento a la tarea teológica, educativa, de incidencia social y de misión de las iglesias miembros, de los socios de la CMIR y de otros grupos dentro del movimiento ecuménico.
Nyomi fue una de las figuras inspiradoras e impulsoras de este documento y está convencido de que es primordial para vivir responsablemente como cristianos en el siglo xxi.
«Como teólogo reformado africano, soy consciente de que nuestra reflexión teológica estaría en decadencia si no se conectara con nuestras experiencias de vida. Esto significa que no podemos callar cuando hay una parte del mundo que está padeciendo o cuando las estructuras globales están contaminadas por la injusticia. Es en este espíritu que se elaboró y difundió la confesión de Accra. No se trata de meras expresiones de la teología africana. Esta comprensión me ha ayudado a responder a las críticas a la Confesión de Accra tanto en Europa como en los América del Norte», afirma Nyomi.
Con los ojos puestos en la reunión del comité ejecutivo en Ghana, Nyomi considera que será una oportunidad para que las iglesias ghanesas miembros de la CMIR brinden su hospitalidad al organismo global y compartan historias sobre su pasado y sobre su fe en acción en el presente.
«A los ghaneses les encanta hacer esto», dice Nyomi.