Unidos en Cristo y arraigados en las tradiciones históricas reformadas, la CMIR, junto a sus iglesias miembro, creen que la fe cristiana está respondiendo al llamado de Dios para satisfacer las necesidades espirituales y fomentar justicia para todos en la transformación del mundo a través del amor de Jesucristo.
La CMIR está fundada en una base de comunión y justicia, a través de la gracia de Dios quien nos ha otorgado el profundo privilegio de convertirnos en colaboradores con Dios en este ministerio. Aceptando este don la CMIR reconoce los privilegios y las responsabilidades que se nos han confiado.
Nos comprometemos, por lo tanto, al básico, pero también profundo principio, de que en comunión pertenecemos a Dios y los unos a los otros y que debemos juntos administrar toda la creación de Dios.
Con respecto a esto aceptamos responsabilidad por nuestra parte en los problemas del mundo. Nos regocijamos de que seamos guiados en este viaje por el Dios de justicia y creemos que estamos llamados a trabajar con Dios para crear un mundo diferente -un mundo de paz, de justicia y en armonía con la creación.
La Oficina de Justicia y Coparticipación trabaja con los concejos regionales de la CMIR, iglesias miembro y socios ecuménicos para alentar activamente al compromiso para enfrentar problemas de justicia.