Misión

Unidos en Cristo y arraigados en las tradiciones históricas reformadas, la CMIR, junto a sus iglesias miembro, creen que la fe cristiana está respondiendo al llamado de Dios para satisfacer las  necesidades espirituales y fomentar justicia para todos en la transformación del mundo a través del amor de Jesucristo.

La misión de Dios (missio Dei) es el el propósito de Dios en Cristo de renovar toda la creación. Es comunitario por naturaleza porque Dios es un Dios comunitario. Esta misión es un proceso dinámico a través del cual el pueblo de Dios es llamado para participar en la misión de Dios. Por lo tanto, comprometernos en la misión de Dios es el llamado de Dios para todo la iglesia como una comunidad global. Nos comprometemos de forma más fiel en la misión cuando lo hacemos juntos.

La iglesia no solamente participa, sino que también transforma a través de sus compromisos con la misión de Dios.

Mientras nuestros antepasados entendían la misión como un compromiso con los que estaban geográficamente “lejos”, nosotros entendemos la misión como el cruce de toda frontera o barrera que separe a las personas de Dios, de entre ellos mismos o de la creación, confiando en que, cruzando estas fronteras, el Espíritu hace posible la reconciliación a través de Dios.

Este es el mensaje de salvación del evangelio en Jesucristo para ser compartido tanto entre las iglesias como con el prójimo, aquel que tenga profundo sentido del respeto, la sensibilidad, el entendimiento, y la humildad con respecto a personas de otra fe, sistema de creencias o contextos.

Compromisos creativos en la misión de Dios es el júbilo y la responsabilidad de cada creyente. El lugar principal para el compromiso misionero es la comunidad local en donde viven los cristianos, incluso cuando la misión se emprende dentro de una red global que une al pueblo de Cristo como agentes de justicia, reconciliación, transformación y redención.

Necesitamos arrepentirnos de toda forma de práctica de la misión que disminuya el poder o deshumanice. La misión, teniendo en cuenta el testimonio de la justicia de Dios y sobreponiéndose a los males cometidos en el pasado, requiere esfuerzos continuos e intencionales para desvincular las imperecederas conexiones históricas entre esclavitud, colonialismo y misión Cristiana.

La misión se practica en compañerismo con el Dios trino y entre las iglesias, reflejando el hecho de que la misión hoy se hace en medio de una sociedad multireligiosa.