CANAAC convoca a una jornada de oración el 20 de enero

El Consejo del Área del Caribe y América del Norte (CANAAC) convoca a las iglesias miembros de su región, así como de toda la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), a dedicar una jornada de oración este próximo miércoles 20 de enero.

“Estuve sufriendo por Estados Unidos, una nación que debe lidiar con disturbios en su Capitolio mientras es avasallada por el COVID, que parece haber sido relegado a un segundo plano ante las manifestaciones de la supremacía blanca”, expresó Angela Martins, coordinadora del CANAAC. “En este sentido, me siento fortalecida por este llamado a la oración por todos nosotros y por todas nosotras en esta región y en toda la CMIR en un tiempo como el que nos toca vivir”.

“Somos parte de un mundo en peligro. La pandemia del COVID-19 continúa afectando prácticamente cada zona de la tierra habitada. Como vicepresidenta de la CMIR en esta región, tengo particular consciencia de la situación del coronavirus en Canadá, en los Estados Unidos de Norteamérica y en muchas partes del Caribe. También estoy muy consciente de los disturbios políticos y del violento asalto al Capitolio de los Estados Unidos de Norteamérica el pasado 6 de enero”, dijo Lisa Vander Wal, de la Iglesia Reformada en los Estados Unidos de Norteamérica.

“Estados Unidos de NA sigue en conmoción por causa de la continua injusticia racial y la supremacía blanca entre la población, acentuada luego de las elecciones estadounidenses del mes de noviembre”, añadió Vander Wal. “Mientras esperamos la transición hacia una nueva administración, nos preocupa que la violencia continúe e impida una transferencia pacífica del poder. “Oh Señor, clamamos a ti en nuestra angustia; ¡Oh Señor, oye nuestra oración! ”

“Lo que está sucediendo en nuestros entornos y en el mundo es grave, ya sea por la pandemia, o con los disturbios en los Estados Unidos de NA, o con los valores agitados en todo el mundo, o con la injusticia que implica proporcionar la vacuna a las personas ricas y poderosas, en tanto que quienes no pueden permitírselo deben esperar en su sufrimiento”, dijo Najla Kassab, presidenta de la CMIR. “Orar de manera conjunta es una gran fuente de sanación, y unirnos como un cuerpo de 100.000.000 de miembros en todo el mundo será importante a los ojos de Dios y fortalecerá y profundizará nuestra comunión juntas y juntos”.

“En El Líbano, a partir de hoy, estamos ante un bloqueo total durante los próximos 10 días, dado que los hospitales están completamente ocupados”, agregó Kassab. “Oramos por las personas enfermas, desanimadas, preocupadas y por las muchas personas que sienten que su vida se detuvo. Señor, danos fortaleza y sana a quienes necesitan sanidad”.

“Estamos de luto por las pérdidas de aquellas personas a quienes amamos. Lamentamos la forma en que las comunidades que están marginalizadas están siendo aún más impactadas por el sufrimiento causado por este virus”, dijo Karen Georgia A. Thompson, ministra general asociada para ministerios y operaciones eclesiales en general de la Iglesia Unida de Cristo. “Nos afligen las políticas que no responden. Lamentamos la falta de humanidad en las decisiones que se toman, al tiempo que pedimos que se preste atención a un cuidado médico de calidad para todas las personas”.

“En medio de los clamores de este tiempo, oigo la súplica de ciertos líderes diciendo que ‘esto no es lo que somos’. Sin embargo, la triste realidad es que esto sí es lo que somos. Somos gente pecadora”, dijo Colin Watson, director ejecutivo de la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte y coordinador del CANAAC. “La Biblia nos recuerda que necesitamos que el Señor nos ayude a ser diferentes. Es solo por la gracia de Dios, y por medio de su encarnación y resurrección, que se nos ofrece la capacidad de ser diferentes. Debemos actuar afirmativamente de manera diferente y perseguir su justicia para que podamos ser verdaderamente sal y luz”.

“Nuestra sociedad está abrumada por la ansiedad. Está ensombrecida por el recelo sobre el futuro, que puede causar estragos en los valores y la moralidad del presente”, expresó Joy Abdul-Mohan, moderadora de la Iglesia Presbiteriana en Trinidad y Tobago. “Por eso necesitamos esta buena noticia de que no estamos en soledad. Dios nos ha ofrecido una esperanza duradera. El día de alegría llegará en que la oscuridad se desvanecerá. ¿Hay una palabra más oportuna que pueda pronunciarse que ésta? ”

“¿Qué significa amar a tu prójimo, a tu prójima, en el contexto del COVID-19?” preguntó Michael Blair, secretario general de la Iglesia Unida en Canadá. “En tanto continuamos buscando ser buenos prójimos y buenas prójimas, unámonos en oración por las personas trabajadoras de la salud y otras cuidadoras que están trabajando denodadamente para atender a las víctimas del COVID-19, oremos por los liderazgos gubernamentales que se esfuerzan por tomar decisiones sabias y oremos para que Dios nos conceda la sabiduría para ser buenos prójimos y buenas prójimas”.

“Jamaica se encuentra actualmente atravesando una propagación comunitaria y el índice de contagios está aumentando rápidamente. Ha habido una variedad de efectos causados por las implicaciones del COVID-19, incluidos hogares que pierden sus redes de seguridad financiera, cierres de escuelas y restricciones en la movilidad”, dijo Norbert Stephens, secretario general de la Iglesia Unida en Jamaica y las Islas Caimán. “Instamos a todas nuestras hermanas y hermanos en Cristo a unirse en oración por los problemas que rodean la pandemia del COVID-19, por aquellas personas que están fuera de la red de seguridad social, por nuestros niños y niñas y por las y los educadores que deben adaptarse a la nueva normalidad para el ambiente de enseñanza y aprendizaje, por aquellas personas que sufren emocionalmente, por quienes no tienen acceso a suministros e información, por nuestros profesionales de la salud y nuestros socorristas, para que puedan escuchar y experimentar al Cristo cuya presencia, provisiones y poder nos han sido asegurados”.

J. Herbert Nelson, II, secretario de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.), hizo referencia a las cerca de 400.000 muertes por COVID-19 en los Estados Unidos de NA, así como a la “insurrección planeada en el Capitolio de los EE. UU., que tuvo lugar contra nuestro gobierno y contra toda la ciudadanía norteamericana. Como personas de fe, debemos tomar una postura unánime y enfrentar la realidad del racismo, en todas sus formas. No debemos responder con miedo o escepticismo, sino con lo único que nos ayudará a salir adelante: el amor a Dios y a nuestros prójimos y prójimas” (Deuteronomio 6:4).

“En Canadá tenemos gratitud por la promesa que traen las vacunas y por su disponibilidad; estamos agradecidos y agradecidas por líderes políticos que se han tomado esta pandemia en serio”, dijo Matthew Sams, presidente del Comité de Relaciones Ecuménicas e Interreligiosas de la Iglesia Presbiteriana de Canadá. “También expresamos nuestra preocupación por los límites de la atención médica en nuestros centros más grandes, ya que los casos infecciosos son seis veces más altos que los números de la primavera. Sin embargo, nuestro corazón está junto a las comunidades rurales, remotas e indígenas que con frecuencia carecen de instalaciones médicas básicas; y nuestro corazón está junto a las personas que sufren otras enfermedades, algunas mortales, que no pueden recibir adecuada atención”.

“Somos una Comunión comprometida con la justicia, y es justo que cuando nuestras iglesias miembros están sufriendo, nos acerquemos a ellas con apoyo y oración”, manifestó Chris Ferguson, secretario general de la CMIR. “En toda nuestra familia de la CMIR, vemos a nuestras iglesias respondiendo a las realidades del COVID y a todas las consecuencias sociales y económicas que produjo, pero también las vemos revitalizando su vida y su testimonio en respuesta a los imperativos de la Confesión de Accra y al llamado por una economía de vida.”

“Hay un sendero de esperanza que se abre de par en par para nosotros y nosotras a medida que el mundo emerge de este desastre sin precedentes”, dijo Ferguson. “Mientras lloramos nuestras pérdidas, mientras nos esforzamos por volver a la vida diaria, hagamos todos los esfuerzos posibles por no volver a la normalidad, sino a un mundo transformado por medio de la gracia de Dios y de nuestra mayordomía de la esperanza”.

“Invitamos a nuestras hermanas y hermanos de CANAAC y de toda la Comunión a unirse en una jornada de oración el miércoles 20 de enero”, pidió Martins, “y continuar orando luego y apoyándose mutuamente en los meses venideros”.

Por favor ore por:

  • Consuelo, Comunión, Ánimo, Perseverancia, Sanidad, Justicia, Projimidad, Paciencia, Paz, Fortaleza, Mutualidad
  • La transferencia pacífica del poder en los Estados Unidos de Norteamérica
  • Trabajadores/as de la salud, cuidadores/as, socorristas
  • Aquellas personas que están enfermas, ya sea por el COVID o por otra dolencia
  • Quienes han perdido a sus seres queridos
  • Estudiantes y profesores/as
  • Quienes están sin empleo y quienes sufren pérdidas económicas
  • Aquellas personas que están aislados, ya sea personal o geográficamente
  • Aquellas personas que son discriminadas
  • Quienes sufren emocionalmente

Santo Dios, tú estás con nosotros y nosotras en nuestro sufrimiento y en nuestro dolor. Seca nuestras lágrimas. Sana nuestros corazones lastimados. Danos fortaleza para el camino que tenemos por delante. Sigue junto a nosotros y nosotras, danos aquello que necesitemos. Concédenos esperanza en nuestra desesperación, mientras esperamos y esperanzamos en ti.

Oh Señor Dios, nos volvemos a ti con corazones humildes, sabiendo que nuestra porción es mayor que la de la mayoría en esta nación y en el mundo. Cambia nuestros corazones para que nuestros ojos se vuelvan hacia quienes tienen poco acceso a la atención médica. Concédenos corazones inquietos por la justicia para las demás personas, pero pacientes para sobrellevar los toques de queda, los encierros y la incertidumbre. Que podamos ser tus ángeles de misericordia en este tiempo.

Amén.

La oración anterior proviene de las oraciones escritas por Karen Georgia Thompson (Iglesia Unida de Cristo) y Matthew Sams (Iglesia Presbiteriana de Canadá).

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