Posted on julio 5, 2018 by Phil Tanis
Queridas hermanas y queridos hermanos en Cristo,
“Apártate del mal y haz el bien: busca la paz y síguela”.
Salmo 34:14
La Iglesia Presbiteriana de Colombia hizo oír su voz en medio de una amarga y dividida campaña presidencial, en la que estaba en juego el futuro de un frágil acuerdo de paz que busca poner fin a seis décadas de conflicto armado. Respondiendo a una “invitación” del liderazgo de la iglesia evangélica a todas las iglesias cristianas a “votar responsablemente”, apoyando al candidato que prometió hacer retroceder el acuerdo de paz, el Rev. Milciades Pua, miembro del Comité Ejecutivo de la CMIR, escribió una carta abierta, destacando los valores reformados sustentados en el evangelio, en un acto profético de testimonio público, concluyendo: “uno de los principios de mi tradición dice que las mentiras no pueden ponerse a la par de la verdad”.
Una iglesia pequeña, conmovida por las convicciones de la tradición reformada y que se arriesga a mencionar al mal por su nombre y a llamar a las mentiras por su nombre. Con el apoyo más amplio de la familia contra la creciente opinión pública o la indiferencia, desafían la tendencia y colocan valores bíblicos a un debate en el que los “cristianos” usan la religión para justificar la injusticia y la violencia. Al apartarse del mal, no solo buscan la paz, sino que la siguen activamente.
En los Estados Unidos de Norteamérica, el horror de los niños y de las niñas separados de sus padres y madres y encerrados en condiciones inhumanas, es justificado por la administración Trump citando las escrituras. La violencia, el racismo y la injusticia alcanzan allí un punto de inflexión. La indiferencia y el silencio ponen en juego la integridad de la fe en el Dios de la Vida. Aléjate del mal. Las iglesias de las tradiciones Reformada y en proceso de unidad en los Estados Unidos de Norteamérica se enfrentan a este punto de inflexión. Nuestra búsqueda de la paz y el compromiso basado en la fe para hacer el bien, debe mostrarse ahora, parafraseando a Juan Calvino, de manera pública en todo el escenario de la historia y de la creación.
Tanto en los recientes encuentros del Comité Ejecutivo de la CMIR como del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, los líderes eclesiales de Camerún compartieron testimonios sobre la violencia, la persecución y la injusticia que enfrentan los anglófonos en Camerún, en lo que es un conflicto civil prácticamente no denunciado. Las voces de las iglesias se encuentran entre las pocas que llaman la atención internacional hacia un conflicto mortal que plantea el temible espectro de asesinatos en masa, similar a lo ocurrido en Ruanda. Aléjate del mal. Más que eso: haz el bien, busca la paz, no te quedes en silencio, dice el salmista. No de manera pasiva, sino robusta, pública y activa. Busca la paz: pon tu corazón en ello.
Embarcaciones de migrantes rescatados, muchos de ellos solicitantes de asilo, son rechazados de los puertos europeos. Los líderes debaten cómo evitar que las personas lleguen a Europa mientras continúan las acciones económicas, comerciales, militares y políticas que alimentan el conflicto y profundizan la pobreza, destruyen el medio ambiente y perpetúan la injusticia sistémica en África, Asia y el Medio Oriente. Las valientes voces de las iglesias en Italia, Grecia, Alemania y otros países se hacen eco del salmista: no desvíes barcos … aléjate del mal … más allá de defender las fronteras … busca la paz … síguela.
En la península coreana, las Iglesias en el norte y en el sur han estado entre quienes han buscado y perseguido la paz durante 70 años. Ahora se ha dado un giro radical casi milagroso, aunque errático, del mal. Bajo la guía de líderes de ambas coreas, la Declaración de Panmunjom surgió de una cumbre que hará historia, diciendo “no más guerras”. Esto puso el tono para una importante y esperanzadora cumbre en Singapur, que ha levantado el clamor por la paz y la desnuclearización de la Península coreana y de todo el Noreste de Asia.
El salmista nos recuerda que nuestro compromiso se sostiene en un movimiento activo y continuo, y aún más importante: en el esfuerzo sostenido por buscar y seguir. Para que el alejamiento del mal sea duradero, se requiere que toda la familia de la CMIR, junto a muchos y muchas más, abrace la posibilidad de paz de la Declaración de Panmunjom y apoye a las iglesias del norte y del sur para que la sigan; sin dejarse distraer por los contratiempos, no dejando de aprovechar cada nueva oportunidad de hacer el bien.
Al concluir esta reflexión, diré todo esto de otra manera: en nuestra historia reciente, el mal ha florecido y la paz ha estado lejos de nosotros y de nosotras. Y, sin embargo, las iglesias en nuestra familia han recibido la Palabra Viviente de Dios resonando claramente en el Salmo 34 y nos han llamado a todas las demás a alejarnos de ese mal, a ver que no todo está perdido y que, por la gracia de Dios, el bien puede prosperar, que la paz puede ser posible y que se nos pide seguirla. Gracias a Dios, eso es exactamente lo que estamos haciendo, sabiendo que Jesús es el Príncipe de Paz.
¡Soli Deo Gloria!
Chris Ferguson,
Secretario General
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